Es asombroso
cuanto tiempo las personas invierten en planificar sus vacaciones si se compara
con lo poco que planifican un viaje de mucha mayor envergadura y duración: sus
propias vidas. A lo mejor es porque muchos no creen tener una incumbencia en su
destino y por lo tanto no tratan de cambiarlo. Otros simplemente no saben cómo
adquirir una visión para su vida más allá de unas vagas ideas del bienestar
general que todo ser humano desea tener. Sin embargo, para tener éxito en
cualquier emprendimiento, hay que ir más allá. Hay que hacer un esfuerzo
conciente para determinar un rumbo específico.
Sin visión no
hay provisión. Si usted no tiene claro el destino de su vida tampoco va a
invertir tiempo o dinero en tratar de llegar a él.
Tener una
visión para la vida y fijar metas y objetivos para alcanzarla se puede comparar
con la elección de un destino para las vacaciones y la planificación necesaria
para llegar allí. El problema es que la mayoría de las personas pasan más
tiempo planificando sus vacaciones de lo que le dedican a la planificación de
sus vidas. Ellos van a la deriva, sin tener un rumbo fijo, esperando que algún
día las cosas cambien.
Al igual que
en las vacaciones, la elección del destino es más importante que la
planificación del viaje en sí. Es relevante adquirir una visión para la vida.
Hay que tener una imagen clara de lo que uno quiere lograr en el futuro.
Lo que muchos
ignoran en la carrera del día a día es que nuestro principal activo no son los
bienes que poseemos o el capital que tenemos invertido, sino nuestro tiempo.
Mientras nos esforzamos arduamente en nuestras actividades diarias, el tiempo
pasa inexorablemente. ¿No sería de mucho más provecho si encauzamos estos
esfuerzos en un rumbo preestablecido?
Considere la
opción de seguir su vida sin tener claridad sobre donde quiere llegar y por
ende, sin la planificación necesaria para alcanzar su visión.
¿Cómo sería su
estilo de vida en 5, 10 o 20 años más?
Cada persona
es responsable por las elecciones que hace en la vida. Uno de los
remordimientos más grandes que podemos tener a futuro no es por lo que hicimos
mal, sino más bien por lo que no hicimos. Por eso hay que elegir sabiamente y
dedicarse concientemente a fijar metas y objetivos para alcanzar la visión que
tenemos en nuestro corazón.
¿Cómo puede
adquirir una visión para su vida?
Tómese un
tiempo para pensar y meditar acerca de su visión y hágase las siguientes
preguntas:
¿Qué es
importante para mí?
¿Qué
propósito tiene lo que estoy haciendo?
¿Qué estoy
dispuesto a sacrificar para que esto suceda?
Si logra
contestar honestamente estas 3 preguntas va a adquirir una claridad para su
futuro que le va a dar las energías para levantarse en las mañanas y seguir
perseverando hasta alcanzar sus metas.
La vida tiene
mucho que ofrecer, ¿porque no se va a cortar su tajada de éxito y plenitud?
Piense en grande y no se deje limitar por sus circunstancias actuales. No se
quede en la esfera de lo que usted considera como posible.
Adquiera una
visión que es emocionante y que valga la pena perseguir. A medida que camina en
una vida con propósito y visión, su mente se va a expandir y ya no va a
encontrar las cosas tan imposibles de lograr.
Una vez que
vislumbra una visión para su futuro, cuantifíquela. Por ejemplo, no basta con
querer alcanzar la libertad financiera. Tiene que ponerle cifras. La libertad
financiera para algunos es vivir sin deudas, para otros es ganar $150.000 de
ingreso pasivo al año y otros piensan que es tener 30 millones de dólares
ahorrados e invertidos.
Una vez que
estableció su visión y le puso una cifra que le permitirá evaluar su progreso,
fije metas de largo, mediano y corto plazo para alcanzarla. Recuerde que una
meta solo es un sueño con una fecha tope.
Oblíguese a
salirse de su zona de confort. Al ser humano por naturaleza no le gustan los
cambios. Sin embargo, siempre aprenderá más sobre la vida y su capacidad de
superarse cuando está en una situación incómoda. Sin batalla no hay
victoria. Simple.
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